Cómo disolver un proindiviso es una de las dudas más recurrentes en las asesorías jurídicas civiles. Y es que son muchas las situaciones en las que un copropietario ve dificultado el ejercicio de sus derechos por los otros condómines. Si este es tu caso, te explicamos cómo librarte de tu proindiviso.
Qué es un condominio
El condominio, la copropiedad o el proindiviso hacen referencia a una propiedad que pertenece por igual a varios propietarios. Esto significa que todos ellos poseen un derecho de propiedad parcial sobre el bien en cuestión.
Por qué disolver un proindiviso
Encontrarte en esta situación jurídica termina por dificultar la administración de tu propio patrimonio. Además, en muchas ocasiones genera tensiones y discusiones con los condómines, que a la postre suelen ser familiares.
Disolución del proindiviso
Proceder a la disolución de un proindiviso divisible no plantea mayor problema. Lo único que habría que hacer sería dividirlo y retener o vender la parte propia. Claro, que esta opción puede presentar ciertos problemas.
Si la copropiedad de dos hermanos se extiende sobre un lote de 500 esculturas decorativas sin especiales singularidades, basta con que uno de ellos retire o venda las 250 que le correspondan. Pero si el condominio pesa sobre una parcela de 500 metros cuadrados, podría ser que los hermanos no llegaran a un acuerdo sobre cómo repartir los 250 metros que correspondan a cada cual.
Este problema será más patente en el caso de los proindivisos indivisibles, como un automóvil de época o un chalet en el campo. ¿Cómo se procede a disolver el condominio en estos supuestos problemáticos?
Acuerdo elevado a escritura pública
La mejor opción es buscar un acuerdo. Este puede intentarse por vía de negociación o facilitarse haciendo intervenir a un mediador. Para evitar futuros problemas, sería recomendable elevar el acuerdo a escritura pública, de modo que quede mejor protegido.
Si no quieres invertir en los gastos de notaría, puedes reflejar el acuerdo en un contrato privado, pero podrías tener problemas en el futuro para hacerlo valer. De modo que lo mejor es que intervenga el fedatario.
También previo acuerdo puede procederse a la subasta notarial del bien, repartiendo posteriormente lo obtenido por partes proporcionales a la participación de cada copropietario.
Si no puedes llegar a un acuerdo…
Si es imposible llegar a un acuerdo, todavía puedes recurrir a un árbitro. El árbitro es una figura neutral en la que las partes depositan su confianza para resolver un conflicto de intereses. Es fundamental que se comprometan a aceptar su decisión.
Tras desarrollar el procedimiento correspondiente, el árbitro se pronunciará en forma de laudo. El laudo es obligatorio para todos los intervinientes. Esta vía tiene la ventaja de ser más rápida, menos costosa y, generalmente, menos traumática que un proceso judicial.
Sin embargo, el laudo arbitral es obligatorio. Lo que quiere decir que si recurres a esta vía solo podrás impugnarlo por razones formales tasadas. Esto es menos garantista que una Sentencia judicial, que puedes recurrir también en base a cuestiones de fondo.
La última opción
Por supuesto, acudir a los tribunales es la última opción a la que puedes recurrir. Cualquier condómine puede impulsar la disolución del proindiviso.
El problema es que acudir a la vía judicial probablemente terminará con una subasta del proindiviso, cuyo resultado se repartirá entre los copropietarios en proporción a su cuota de participación en la propiedad común.
Es decir, por regla general esta es la opción más antieconómica para todos los partícipes. Sin embargo, hay ocasiones en las que no queda más opción que recurrir a ella.
Nuestra propuesta
En Proindivisos Levante somos especialistas en copropiedades. Conocemos los problemas asociados a las mismas, por lo que podemos ayudarte a disolver tu proindiviso.